Los pronósticos de crecimiento o al menos estabilidad son relativamente positivos a nivel global para el año que comienza. Con lo que esperamos que nuestro país siga gozando de cierta estabilidad a nivel económico.
Por consiguiente a nivel sanitario, manteniéndose los niveles de inversión estables (nuestro país destina el 9.6% de su PBI a la inversión en salud) no esperamos mayores sobresaltos en la realidad actual.
El problema es justamente ese, la realidad argentina en salud no cambia:
con un Sistema de salud fragmentado, donde si usted se infarta, recibirá agua bendita en algún pueblo alejado, nitroglicerina y antiagregantes plaquetarios en una ciudad más importante, estreptoquinasa si hay mayor complejidad, y angioplastia de rescate, balón de contrapulsación o cirugía de revascularización de emergencia, en los centros de primer nivel.
Esa es la diferencia de nuestro sistema, con los Seguros nacionales de salud de los países europeos por ejemplo, donde el acceso es uniforme a todos los centros y servicios. Hasta Estados Unidos está desandando el camino de la medicina de mercado, para incorporarla al derecho de todos los habitantes (reforma en salud del presidente Obama).
Ellos también tienen serias dificultades de acceso, originadas en el permanente encarecimiento, y complejización, de las prestaciones médicas y el envejecimiento de la población bajo cobertura.
El nuestro es un sistema bastante peculiar, originado en el sistema Bismarkiano de la Seguridad social. Y que tiene cuatro patas básicas: hospital público, Prepagas, Obras sociales y cobertura en salud del trabajo (ART), (además de seguros y mutuales).
Que podría ser más equitativo y eficiente si el primero, el Hospital Público ofreciese a la población a cargo (el 50% de los argentinos) estándares de calidad presentes prácticamente sólo en la esfera privada.
¿Por qué sólo las EMP, las ART y las Obras sociales, son auditadas de modo sistemático y vinculante?
Auditorías externas, auditorías internas, mecanismos de facturación, liquidación, estándares de calidad, medicina basada en evidencias. Control gubernamental (SSSalud, Secretaría de comercio, SRT).
¿Qué hace a éstas 3 patas, más eficientes y confiables?
Entre otras cosas los férreos mecanismos de control y auditoría (que aún así a veces fallan, como ocurrió con los medicamentos falsos y los recuperos apócrifos ante la APE, dados a la luz recién durante el 2009).
Las medidas a implementar en el Hospital Público, no necesariamente son complejas: desde la mejora del giro cama, al recupero optimizado de recursos según la cobertura y el origen de los pacientes, etc. (ver monografía “INDICADORES DE GESTIÓN EN SALUD EN UN HOSPITAL DEL CONURBANO BONAERENSE” en esta misma página).
Firmemente creemos que la auditoría médica correctamente ejercida es una de las herramientas más eficientes para el progreso de nuestro sistema.
Esperemos que el 2010 nos encuentre con francas mejoras de la administración del Hospital público, con exigencia de estándares uniformes a nivel nacional. Y con el libre juego de Obras sociales, ART y EMP eficientemente supervisado por los organismos de control creados por la sabia ley vigente.
Con eso, tendríamos un año 2010 expectacular, en lo que a salud se refiere.